viernes, 6 de julio de 2012

Recordando la playa

La antigua playa de Sada.
Sada siempre tuvo su playa a pie de casa. Era una playa grande y de arena fina. A veces se formaban pequeñas dunas a causa de la gran cantidad de arena que había. Cuando las mareas eran grandes, las olas llegaban a las pequeñas casas, que había al otro lado de la calle. Se decidió construir un muro por prestación personal, para evitar que las olas alcanzaran las casas. Sobre parte de este muro se construyó la Sociedad de Sada. Antes de la Sociedad, el terreno protegido por el muro se dedicaba a secar las redes de los marineros, se ponía la ropa a secar y muchas veces, en invierno, se subían los pequeños botes y lanchas para evitar que las olas los destruyeran. Y por último se secaba el pescado, sobre todo sardinas: colgándolas de cuerdas. Estas se abrían y una vez limpias se secaban al sol. Les llamaban "sardinas escanchadas", y se conservaban así para el invierno.
 
Secando la ropa.
Secando la red.


Casas pequeñas frente a la Playa
Al final de la playa había una pequeña fuente llamada "Fuente del Curruncho". El agua salía a cuenta gotas por un pequeño caño. Era tan buena que incluso decían que abría el apetito. En esta zona se fueron plantando árboles, se pusieron algunas mesas y lo convirtieron en un lugar estupendo para comer después de bañarte. Más tarde empezó a celebrarse allí la Sardiñada. Esta zona se le llamaba Las Delicias, de aquí el nombre de la playa de las Delicias. Al fondo de la playa había terrenos donde se plantaban patatas y legumbres. También había un gran barracón donde se reparaban barcos y lanchas, era como un pequeño astillero. Era frecuente ver en la parte alta de la playa a barcos varados allí, a fin de ser reparados. Este astillero pasó al puerto. Allí también estuvo el matadero municipal. Todo ésto se convirtió en edificios.

Huertas, astillero y la red de La Trilla secándose al sol.
Entre la orilla del mar y la arena había una zona de "cascajo". Al ir descalzos molestaba mucho en los pies. El cascajo eran restos de piedrecitas y de conchitas. Había gente que lo cogía y llevaba para los patios de sus casas. Hacía bonito y limpio, y todavía no había el garbancillo que hoy se pone en los patios y jardines de las casas. El cascajo ya no se ve hoy día.

Al principio la playa no tenía casetas, luego vino la moda de ellas y eran muchas las familias que las montaban todos los años, previo pago del correspondiente impuesto al Ayuntamiento. En su interior se guardaban las sillas, flotadores, los calderos y paletas para los juegos de los niños, y allí se cambiaban los bañistas. Años después se prohibió montarlas, pero permitieron los chiringuitos.
 
La Playa con casetas.
  La Playa sin casetas.
Con la marea baja, la gente mariscaba. No eran profesionales, era la gente de Sada que cogían lo que había. Abundaban las almejas, longueirones (navajas), marolos y también berberechos. Las almejaas de Sada siempre tuvieron fasma y siguen teniéndola, pero ahora se crían en el fango que nos ha invadido y no en la arena de antes. Las navajas, marolos y berberechos, han desaparecido. En las calurosas noches de verano los jóvenes -y menos jóvenes- se iban a "la Trilla" aprovechando la media marea baja. La Trilla era una red alargada y en los extremos "un calón" (era una estaca de metro y medio de largo) donde se sujetaba la red que llevaba plomo en la parte inferior para poder rastrear y así poder coger el pescado. Tiraban dos personas por cada lado y los otros se quedaban en la orilla con el caldero donde se guardaba el pescado. El arrastre se repetía varias veces. Se cogían choquitos, lenguaditos, salmonetes, múnjeles, etc. Lo más rico eran los choquitos que desaparecieron completamente. Con la construcción del paseo marítimo desapareció La Trilla.

No puedo olvidarme de "La playa de las Palomas". Era una pequeña loma más o menos en el medio de la ría, se veía con la marea baja. Las palomas se adueñaron de esta loma de arena blanca y limpia, de aquí vino el llamarla así. Había tal cantidad de arena en la playa, que se quitaba para la construcción de casas y también se empleó en la construcción del puerto. Con las mareas, las olas arrastraban la arena de la loma y se incorporaba a la playa.

Primera Rampa y Rio Mayor.

El río Mayor y la primera rampa que allí había, separaba esta parte de la playa de su prolongación, que llegaba hasta el final de La Terraza, o sea, hasta la segunda rampa. Esta partre no era muy frecuentada por los bañistas ya que apenas tenía arena y el mar llegaba al muro. Otro pequeño río, llamado río Pequeño cruzaba esta zona en dirección al mar. En el muro que separaba el mar de la carretera había un camino por donde corría el río y que llevaba una gran compuerta de hierro que se cerraba cuando las mareas eran grandes para evitar que la arena se metiera dentro. Este Rio iba bajo la calle del Puente y venía de Las Brañas. Cuando se hizo el paseo marítimo, fue canalizado y desviado hacía el río Mayor, que es el que hay hoy.

Barcos en La Playa.


Si nos fijamos en el muro, podemos ver el hueco por donde salía el río Pequeño, y a la orilla del río Mayor vemos el coche "de Pedro" , el único taxi que había en aquellos tiempos. Pedro lo está lavando, era lo que había entonces.

Segunda Rampa.
Vista de la segunda Rampa desde La Terraza.


Desde la segunda Rampa hasta la tercera, llamada rampa del Cargadoiro, aproximadamentre a la altura del hotel, no había playa con arena y el mar llegaba al muro. Al hacerse el puerto y luego el paseo marítimo, se amplió la playa de forma artifial con gran cantidad de arena, y así se formó la otra playa que llega hasta el hotel. A esta playa suele llamársele playa Nueva.

Rampa del Cargadoiro.

El mar llegando al muro. Al fondo se ve la Oficina de la Juventud.

Y para terminar, a mediados de septiembre, una vez terminadas las labores del campo, venían "las bañeiras", gente del interior de Galicia, sobre todo de la provincia de Lugo, como Villalba, Sobrado, Guitiriz, etc. Venían por ocho o diez días y se daban sus baños -creo recordar- a última hora de la tarde. Ponían una especie de túnica hasta los tobillos, tratando de taparse todas, pero los niños y niñas de la época, solíamos ir a "espiarlas", lo cual nos parecía divertido. De ahí viene el dicho: "pareces una bañeira", que se decía cuando alguien vestía ropa muy larga e iba muy tapada. Esta gente se hospedaba en casas particulares y solían traerse todo lo que necesitaban para sus vacaciones. Esto también desapareció, la gente es ahora más moderna.

1 comentario:

  1. Fantástico reportaje Maruja,as reflejado a Sada cosa por cosa estupendamente, al leerlo me traslade en el tiempo y vinieron a mi mente recuerdos muy bonitos.Gracias por decir como
    era nuestra Sada y que quede para los más jóvenes.Un abrazo.

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